En Alemania no está regulado el salario mínimo
interprofesional y un “mini job” tipo cuenta con un salario de 400 euros al
mes, pero el trabajador no paga impuestos y puede hacer de forma voluntaria
aportaciones a los sistemas sociales.
En el “minijob” más extendido, el empleado añade el 4,5% de
los ingresos a la cuota del 15% que paga el empresario al seguro de pensiones.
La parte contratante abona el 2% a Hacienda y el 28% a la Seguridad Social; el
15% al seguro de pensiones y el 13% al de enfermedad. El empresario termina
pagando por trabajador unos 120 euros al Estado, el 30%.
Las personas bajo este régimen laboral, que en Alemania son
6,8 millones de trabajadores según los últimos datos, tienen derecho a
vacaciones pagadas, bajas por maternidad y enfermedad, además de a los plazos
de despido.
En los casos en los que tienen hijos a su cargo o se acogen a
otras condiciones, tienen derecho a una ayuda social que completa esos
ingresos, de forma que no es el Estado el que ocupa de la manutención al 100%.
Si el trabajador tiene que desplazarse, el Estado le paga el medio de
transporte.
Repartidores, limpiadoras del hogar, cuidadores de niños o
ancianos, pintores, camareros para las horas punta son las ocupaciones en las
que más éxito ha tenido el “mini job”. En todo caso, son empleos para los que
no se requiere cualificación. Y los colectivos que más se acogen a este régimen
son jóvenes que encuentran así un empleo que compatibilizan con sus estudios o
parados de larga duración.
Los empleados en “minijob” ven como una ventaja no
desengancharse del sistema social y seguir cotizando para la pensión de
jubilación, pero casi ninguno lo contempla como un empleo permanente, sino como
un contrato puente hacia otra ocupación en el futuro.
Realizado por: Cristina Ceballos Ortega y Reme López Lovillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario