- Jorge Mario Bergoglio se convierte en el primer jesuita y americano en sentarse en la silla de Pedro
- El arzobispo de Buenos Aires, de 76 años, ejercerá su pontificado bajo el nombre de Francisco
- El cónclave necesitó cinco votaciones
- Jorge Bergoglio, el nuevo papa Francisco, era hasta hace horas el arzobispo de Buenos Aires
Bergoglio,
hijo de italianos nacido en Buenos Aires hace 76 años, se ha
convertido en el primer jesuita que llega a máximo pontífice. Fue
provincial de los jesuitas argentinos entre 1973 y 1979, tiempo
durante el cual fue acusado de haber entregado al régimen militar
(1976-1983) a dos sacerdotes de su orden. En 1998 llegó a arzobispo
de Buenos Aires y como tal protagonizó en la crisis argentina de
2001/2002 un papel importante como impulsor del diálogo político y
social. En 2003 llegó a la presidencia del país sudamericano Néstor
Kirchner, que desde un principio mantuvo una mala relación con
Bergoglio. En 2004, el arzobispo criticó "el exhibicionismo y
los anuncios estridentes", en un mensaje implícito contra
Kirchner, que entre otras medidas había reabierto los juicios contra
los criminales de la dictadura.
Bergoglio
se ha distinguido por sus
discursos denunciando la pobreza, la corrupción y lo que él
llamaba “crispación” política.
Bergoglio
nació el 17 de diciembre de 1936. Hijo de inmigrantes italianos: él
era empleado ferroviario y ella, ama de casa. Fue a la escuela
pública. Estudió para ser técnico químico y como tal trabajo en
laboratorios hasta que a los 21 años, en 1957, decidió entrar al
seminario jesuita. Estudió humanidades en Chile y en 1960, de
regreso a Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el
Colegio Máximo San José, de los jesuitas. Entre 1964 y 1966 fue
profesor de Literatura y Psicología primero en un colegio de la
ciudad de Santa Fe y después en otro de Buenos Aires. De 1967 a 1970
cursó Teología en el Colegio Máximo y se graduó de licenciado.
Solo en 1969 se ordenó sacerdote, a los 33 años. Pero después
comenzó una rápida carrera en la Compañía de Jesús.
En
1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y se convirtió en
el jefe de la Iglesia de su ciudad, una de las más pobladas del
mundo, en 1998. En 2001 Juan Pablo II lo nombró cardenal.
En
su nueva aventura sus desafíos serán globales. Ha tenido
experiencia de rivalizar con los sectores más conservadores de su
país, que le exigían más dureza contra el matrimonio gay o el
aborto. Por ejemplo, Bergoglio nunca se puso al frente de marchas
callejeras contra las bodas de personas del mismo sexo, como sucedió
con la Iglesia española. Tampoco se lo ha escuchado nunca
pronunciándose a favor del uso del latín o en contra
manifestaciones populares o modernas de la liturgia. Los que esperan
un papa revolucionario tal vez no lo encuentren en Francisco I, pero
al menos podrán conformarse con que no se trata de otro Joseph
Ratzinger.
Fco. Javier Casillas Gutiérrez
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